- A decir lo que sientes y necesitas sin miedo ni culpa, con respeto
hacia ti y hacia los demás. - A poner límites con claridad, sin sentir que estás siendo “demasiado” o
generando conflicto. - A escuchar desde un lugar más presente, validar al otro y responder con empatía.
- A decir que NO con firmeza y calma, sin cargar con lo que no te corresponde.
- A expresarte con más seguridad en conversaciones difíciles, sin dejar de priorizarte.
- A construir relaciones más auténticas, conscientes y alineadas contigo.