- A observar con más compasión la forma en que te hablas y te miras.
- A soltar juicios sobre tu cuerpo que ya no te hacen bien.
- A reconocer de dónde vienen esas creencias que te duelen… y empezar a transformarlas.
- A reconectar con tu cuerpo como un lugar seguro, no como algo que necesitas cambiar.
- A cultivar una relación más amorosa contigo, a través de afirmaciones, escritura y prácticas de autocuidado.