Enfrentar el dolor para abrazar la paz: La historia de Verónica Gutiérrez

Aunque en ocasiones ensayamos o pensamos cómo vamos a reaccionar ante alguna situación, no siempre sucede de esa manera.
Yo preparé muchas veces la escena de cómo sería cuando mis papás no estuvieran. Nada pasó como pensé. Y lo que menos pasó como yo lo había ensayado, fue mi reacción...
Un domingo de febrero recibí una llamada en la que me dieron la noticia de que mi papá había fallecido. Yo vivo en otra ciudad, así que estaba lejos y me demoré en llegar. Aun así, gracias a la aceptación radical que aprendí en Más Paz Mental, entendí que él ya se había ido y pasaría a otro plano.
Al llegar a la ciudad, además de encontrarme con la partida de mi papá, me encontré con que mi mamá tenía una insuficiencia respiratoria bastante grave. Eso hizo que ella falleciera apenas unos días después.
Ante todo lo que pasó, yo sólo oía la voz de Steph como mantra en mi cabeza diciendo: “No te opongas a lo que está pasando. Puede pasar”.
De esa manera, me permití ser quien le tomara la mano a mi mamá y le dijera: “Si te quieres ir, te puedes ir. Tus hijos vamos a estar bien”. Me permití ser quien le explicara a mi hermana que ya debíamos irnos porque lo que ella lloraba ya no estaba ahí. Con mis hermanos traté de hablar y explicar un poco lo que Steph me había explicado a mí, sorprendiendo a todos de que fui yo quien puso un poco de orden.
Por más que no me gustaba la realidad, había que transitarla. Podía elegir entre agradecer lo que pasó y vivirlo, o elegir enojarme. Si elegía lo último, no iría a ninguna parte.
Luego de la muerte de mis papás, comienza mi duelo, comienza el duelo de mis hermanos, y comienza mi camino a poner límites. Empiezo a negociar no ser la mamá de mis hermanos diciendo: “te quiero mucho, al mismo tiempo, no es algo con lo que quiera y pueda lidiar”. Estoy aprendiendo a lidiar con mi propia reacción a ese límite, ya que la culpa casi me hace casi escribirles un mensaje y decir “estoy aquí”, pero la verdad es que no podía.
Antes de Más Paz Mental jamás hubiese podido decirlo tan tranquila. Y cuando lo hice, me di cuenta de que Steph tenía razón: en nuestra mente, al decir no uno siente y espera la catástrofe, y a veces esa catástrofe no es cierta. La gente lo entiende.
Soy otra persona luego de Más Paz Mental. Y no es una típica frase, sino que lo aprendí con una situación bastante compleja. Yo no sabía nada de aceptación radical hasta que llegué a Más Paz Mental. Ante la situación, el chip me cambió y me di cuenta de que la realidad es la realidad. Está pasando así. Y rechazarla, cuestionarla o negarla, no la va a cambiar.
Antes de conocer a Steph yo pensaba que era parte de la realidad y cambiaba con ella. Entonces, si la realidad era fea, yo lloraba; si la realidad era mejor, yo reía. Luego, me di cuenta de que la realidad y yo no somos la misma cosa.
Haciendo Más Paz Mental, lo entendí todo en la teoría, pero con la experiencia que viví, pude aplicarlo en mi existencia.
Aprendí que:
Sin aceptación radical es difícil avanzar, porque si la realidad no te está gustando, va a ser un pleito. No es resignación, ¿sabes? Es una elección, es decir: “elijo pasarlo en paz conmigo”.
Si quieres información sobre mi programa Más Paz Mental, el que menciona Verónica y que transformó su vida permitiéndole transitar un duelo y elegir paz, haz clic aquí.